EL CALIDO DESPERTAR




Trinnnnnnnnnnummmhummm y el tono era de una harpa que anunciaba una mensaje llegando, con las manos busque alcanzar el teléfono celular escondido entre las almohadas de plumas de ganso. Con los ojos entreabiertos busque mirar quién sería el santo que estaría en plena madrugada enviándome mensajes. Alcancé a leer apenas, "estoy en el aeropuerto de Houston, viajando como pasajero" y en seguida un devocional es enviado. Como teólogo, hacía despertar el mundo con el cristocentrismo, eso me atraía profundamente y él parecía conocer mi fascinación por ese tema y ni la madrugada helada popaba de enviarme sus mensajes.
‘good morning’, quisiera tenerla cerquita.zzzzzz
¡Santo Dios! no lograba esforzarme para digerir aquellos mensajes, mis ojos con toda su parasse y todavía lejos de abrirlos total mente no quería empezar el día.
¡Vroomm! Lo imaginé volando…colgué el teléfono y seguí disfrutando el calorcito de la cubierta de lana directamente en mi cuerpo en la mañana fría de enero, cuya obscuridad de la madrugada invadía la recámara y de lejos veía el brillo de las estrellas y el Júpiter si lo buscara.
¡Oh, no! Repentinamente tomé el teléfono en mis manos y lo prendí, ¡Alô, alô! Sí, es necesario hablar con ese sujeto, de lo contrario nunca voy a encontrarlo “online” y tardará días para contestar los whatsapps.
‘Morning’,... milagrosamente me contestó en seguida preguntando “oh, ¿qué pasa?”
"No pasa nada" contesté soñolienta y equivocando las teclas, "estoy apenas despertando y no puedo estar enfocada en tu mensaje y devocionales ahorita… ¡Perdón!
"¿Te ofrezco un café?" me preguntó irónicamente. Todavía adormecida lo imaginé con su cafecito calientito en sus suaves manos, el vaporcito saliendo de la taza calentando sus hábiles manos, y sus rosados labios; avivando el azul de su mirada. El calor de las sábanas y la suavidad de la cobija de lana hicieron imaginar la suavidad de sus manos rozando mi cuerpo en la madrugada y sus labios entreabiertos, entre los míos.
Con el avión presto a despegar me escribía contándome los detalles de su próxima llegada a la ciudad y tal vez sugiriendo un encuentro para el fin de semana.
Leí y releí la fecha, la cual tardé algunos minutos más para darme cuenta de que se trataba del siguiente fin de semana, no contesté, apenas dejé que el avión despegara para no sé dónde, no quise saber para dónde iba. Seguí con mis ojos cerrados y envuelta en la cobija de lana, lo imaginé despegando con sus pensamientos y volando en la helada madrugada, cuyo sol tardaría en saludarnos.
Con la temperatura bajo cero, parecía congelar la sensatez y la sensibilidad tan nítida en ese ser humano tan especial. Zzzzzzz... Seguí adormecida hasta que cookoo, cookoo, cookoo… el despertador efectivamente me despertó para bien y dita rutina [1]matalan. ¡Snooze!



[1] Empresa de vestimentas Británica.










Seminario Narrativa sin limite


CIDHEM- Morelos MX
















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